El tratamiento láser en cicatrices se considera la técnica más eficaz y puede asociarse o no a otros tratamientos dependiendo de cada caso. Dependiendo de cada situación, podrán emplearse un tipo de láser u otro, y generalmente lo más recomendable es combinar distintos láseres en la misma sesión.
Los láseres más empleados para tratar este tipo de lesiones son:
- Láser vascular: cuando existe inflamación, enrojecimiento y eritema. Va a ayudar a eliminar el color rojo presente en algunas marcas y cicatrices y por lo tanto a disimularlas.
- Láser fraccionado-ablativo de CO2: probablemente el tratamiento más eficaz para las cicatrices de acné atróficas. Realiza microperforaciones en la piel y un calentamiento profundo, para conseguir estiramiento y síntesis de nuevo colágeno. La recuperación está en torno a 1 ó 2 semanas (enrojecimiento y costras), pero los resultados serán mejores en menos sesiones que con el láser no ablativo.
- Láser fraccionado-no ablativo: este láser calienta la piel para conseguir estimular la síntesis de colágeno nuevo y rellenar las cicatrices. Su recuperación es rápida, 1 ó 2 días de enrojecimiento, pero requiere de bastantes sesiones para conseguir los resultados óptimos (mínimo de 5 sesiones).
- Láser de pigmento: muy buena alternativa en aquellas cicatrices que han dejado hiperpigmentación, siempre combinado con los tratamientos anteriores.
Dependiendo de cada situación, buscaremos la mejor solución individualizada para cada cicatriz en cuanto a tipo de láser, parámetros, energía, … y tratamientos posibles con los que combinarlo.